Hoy te quiero contar sobre las Estaciones de la Vida y, de reflejo, compartirte una chispa de mi historia y de como, tomando una decisión importante -tal vez sólo un poco- contribuiré a mejorar la tuya.
Tal como tú, cada cosa, ser o entidad del universo, está sujeta a unas etapas. Y así tú también naces, vives y mueres pasando por varias etapas o ‘Estaciones’.
¿Qué te muestra la naturaleza? Un árbol, en primavera está en pleno crecimiento, florece en verano, en otoño sus hojas se vuelven amarillas y caen, y así llega al invierno, cuando descansa y termina su ciclo.
Aunque no regresarás a florecer con el mismo cuerpo, tú también vives primavera, verano, otoño e invierno.
En Primavera descubres el mundo, estudias, aprendes, te enamoras y buscas tu camino. Es cuando te sientes invencible, quieres conocer, viajar, entender, amar, y quieres salvar al mundo.
En Verano aprendes a llevar los deberes de un hogar, a criar una familia, compras tu casa, educas a tus niños, llevas una vida social, tienes responsabilidades, trabajas y llegas a una estabilidad económica. Es la etapa cuando experimentas más intensamente los apegos físicos, emocionales, sociales y materiales.
En Otoño llegas a la etapa de jubilación y de transición. Ya tienes hijos grandes y gradualmente empiezas a entregarles tus responsabilidades. Ya has entendido como funciona la vida y sabes que ya no es necesario correr tanto por dinero, fama o poder. Asumes más un papel de asesoramiento y, antes de entrar en la fase final y más poderosa de tu existencia, te retiras lentamente del mundo.
En Invierno, renunciando al mundo y a sus infinitos deseos, te desapegas. Te enfocas mucho más en ‘tu mundo’, en la espiritualidad, en la meditación, en la introversión, en la simplicidad de la vida, y te preparas para ‘el gran viaje’. En esta etapa, donde ya no hay énfasis en riqueza, seguridad y placer, te centras en la paz y en la Felicidad Suprema.
Sólo en esta etapa, porque está enfocada en la espiritualidad, cada ser humano, en cualquier momento y edad, puede estar en ella. Por ejemplo, un chico, sin esperar la edad madura, puede decidir no crear una familia y tomar el sendero de la Renuncia. Él o ella, vivirá en Primavera y, al mismo tiempo y porque ha renunciado al mundo, en Invierno. Y lo mismo pasará o continuará en las edades de Verano y Otoño. Podremos así decir que esa persona vive su Primavera/Invierno, Verano/Invierno u Otoño/Invierno.
Cada estación, si es entendida, es maravillosa en sí misma, y cada una de ellas lleva un potencial de energía diferente que, si se sabe utilizar y disfrutar de la manera correcta, nos permite vivir una vida plena y feliz.
Y aquí la parte de mi historia que te mencioné.
Aunque como monje entré en la etapa de la Renuncia desde joven, y he pasado ya por mi Primavera/Invierno y Verano/Invierno, mis compromisos sociales, y tal vez mis muchas imperfecciones, me han impedido vivirlas completamente y en toda su intensidad.
En este momento me encuentro en mi Otoño/Invierno. Mi barba se está volviendo blanca y mi piel ya no es la misma. Aunque el nivel de energía explosiva que he siempre tenido ha cambiado, noto con mucho agrado, que ahora mi energía es tranquila y que mi percepción de felicidad es mucho más interior y profunda.
Ya no estoy interesado en ‘correr’, ni me interesa el ruido del mundo, el viajar, el conocer por el simple gusto de conocer, ni empezar nuevas aventuras de emprendimiento o descubrir algo exterior. Desde hace décadas no tengo televisión, ni me interesa la farándula o el ver noticias que han sido programadas para asustar, o que no me aportan de ninguna manera. Tampoco ya leo novelas o aventuras, sino que me enfoco particularmente sobre lo que grandes Sabios y Maestros han dicho sobre la ‘Esencia’ que, habiendo sido escritos sólo para pocos ‘adeptos’, me esfuerzo en volver comprensible y accesible a todos.
Entonces, ¿eso significa que me voy a retirar del mundo?
No, simplemente es que ahora me gusta la quietud, la tranquilidad, la contemplación, el pensar en El Grande. Haciéndome siempre más preguntas de poder, estoy en la fase de ‘aprender a desaprender’.
Ahora, cuando debo tomar una decisión pienso: “¿Es esto algo que me va a ayudar a realizar mi Dharma de humano que camina hacia lo divino, o que va a contribuir al bienestar de los demás, o que me va a llevar a la Felicidad Suprema?”
Si la respuesta es NO en cualquiera de las tres, entonces ya no me interesa.
Cada humano tiene una limitada cantidad de energía y –con esa conciencia que se vuelve aún más fuerte durante Otoño e Invierno- es de SUMA importancia usarla sabiamente.
El no-actuar o descuidar cosas de poca o nula importancia, no significa inactividad, sino que ese ‘no-hacer’ se transforma en la sobriedad del Conocimiento y en la tranquilidad de la paz interior.
En este momento siento que estoy en la mejor ‘Estación’ de mi vida.
Hace poco, a los 57 años de edad, después de una Primavera y Verano vividos intensamente decidí fundar PanaceAM, un Movimiento Socio-espiritual que iba –y va- a contribuir a despertar la sociedad deshumanizada y dopada que nos rodea.
Antes de hacerlo pensé mucho en su filosofía y en cómo adaptarla a las necesidades actuales, también porque sabía que tener una organización significaría tener que dedicar mucho de mi tiempo en miles de ocupaciones importantes y necesarias, que ya no encajaban con mi etapa de Otoño/Invierno.
Y también pensé que significaría deber renunciar a mi tranquilidad y anonimato que había valorado y defendido desde siempre. Cuando observaba a los personajes públicos sentía lástima por ellos, tal vez porque de alguna manera habían perdido ese anonimato que tanto me gustaba. Fue en ese entonces cuando, reflexionando profundamente si lanzarme o no, me di cuenta de que había tenido ‘miedo’ al ‘éxito’ y a la ‘fama’ y que no quería ser ‘popular’ ni ‘famoso’.
¿Qué hacer? ¿Cómo mezclar mi alma de ermitaño con ese ruidoso futuro? ¿Cómo, evitando ser un personaje público, ayudar y al mismo tiempo vivir como mi Ser me dictaba?
En ese entonces no encontré una solución, pero, por el fuerte empuje ideológico y el deseo de hacer algo bueno, decidí lanzarme a las Redes Sociales.
Pronto, cientos de mensajes, que me tocaron aún más el corazón, empezaron a llegar. El sufrimiento estaba por todas partes, aún en personas que tenían perfiles personales que parecían maravillosos.
Miedos, dogmas, inseguridad, falta de confianza, falta de disciplina, falta de autoestima, complejos de inferioridad, problemas en las relaciones con padres, hijos, violaciones, abusos, maltratos de todo tipo…
¡Mucho que hacer, mucho, demasiado que hacer… ¡y conmigo en mi etapa de Otoño/Invierno!
Un día, de repente, entendí que unos pocos -las Perlas- cansados por el ego inflado de personajes ‘famosos’ que solo querían fama y dinero, tal vez estaban buscando la inspiración y la ayuda de un monje con barba blanca que no buscaba nada para él. Así que me ‘entregué al dolor’ y acepté en mi corazón mi nuevo rol.
Sabía que podía liderar PanaceAM, pero ¿me interesaba de VERDAD?
Empecé solo. Muy pronto valiosos chicos y chicas captaron mi mensaje y llegaron a mí y a PanaceAM. Como pasa en la vida, también me encontré con algunos que no me entendieron y pensaron usar mi ‘simplicidad’. Ellos no sabían que la ‘simplicidad’, pulida y refinada por los golpes de la vida, no significaba para nada estupidez o torpeza mental…
Hoy, con una selección que viene constantemente definida por la sinceridad y el espíritu de servicio, somos un grupito pequeño de ‘locos’ pioneros que estamos luchando para llevar este mensaje al mundo. Todavía necesitamos expertos en audiovisuales, en Redes Sociales, en publicidad, y cualquier cosa que pueda ayudar a hacernos conocer.
¡Estoy SEGURO que llegarán!
Además, y aquí está la noticia más importante, decidí ceder muy buena parte de mis ocupaciones y responsabilidades -y el ‘poder’ que deriva de ellas- a una persona capaz de ejercerlas.
Tal vez eso pueda parecer una manera de evadir mis responsabilidades, pero la mía es una decisión ponderada y racional que he tomado por el bienestar de PanaceAM.
¿Qué cualidades y requisitos debe tener esa persona a quién estoy entregando algo que considero tan importante?
Debe tener una mente ideológica que ya ha probado en muchos años de su existencia, ser conocedora de la Filosofía espiritual que enseño, entender y compartir la Meta de PanaceAM, y debe estar lista a dedicar su vida para lograr esa Meta. Además, sin tener una agenda o motivación personal, debe haber probado su sinceridad y espíritu de sacrificio al Movimiento. Pero todo lo anterior no sería bastante si no tuviera también una mente capaz, organizada y brillante.
Entre todas las personas que conozco y con quien estoy trabajando, he reconocido esas cualidades en Didi Ananda Rashmika y así Didi -que todavía está en su pleno Verano/Invierno- después de la publicación de este escrito, será la nueva Directora Ejecutiva (CEO) de PanaceAM.
Además, porque justicia social e igualdad de géneros son parte de la filosofía de PanaceAM, el liderazgo de una mujer va a mandar un mensaje claro y fuerte a todas las mujeres…y a los hombres que ‘entienden’, y los inspirará aún más a ser parte de nuestro Movimiento.
En PanaceAM -donde las responsabilidades no se basan en género, raza o color de piel- las cualidades fundamentales y más apreciadas son sinceridad, dedicación, compasión, espíritu de sacrificio y espíritu de lucha por el bienestar de los demás.
Así que, desde hoy, yo seré el Mentor Fundador de PanaceAM y -además de continuar en mi Camino espiritual- me dedicaré más a escribir, enseñar la meditación, grabar videos, hacer retiros, conferencias y seminarios, ayudar a quien me pueda necesitar y contribuir como mejor pueda, a transformar PanaceAM en un poderoso Movimiento Socio-Espiritual dedicado al Bienestar Universal y a la transformación de todos los seres que sufren.
El INFINITO está YA en ti…¡Descúbrelo!
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