¿Qué es aquello que, aunque puede causarte algún sufrimiento, haces de todos modos?
¿Qué es aquello que ‘al parecer’ no te ofrece nada, pero aún así recibes mucho más de lo que das?
¿Qué es aquello que haces por los demás y, con un poder enorme y desconocido, te transforma a ti?
Es el servicio verdaderamente desinteresado.
El proyecto “Cambiando las Reglas – por una menstruación digna para todas” ofreció la oportunidad de servir a las voluntarias de Mujer Despierta y a las colaboradoras y los colaboradores que se unieron al mismo.
Ofreció la oportunidad de abrir conversaciones incómodas con familiares, amigos, colegas y aun con desconocidos, rompiendo el silencio acerca de la pobreza menstrual.
Ofreció la oportunidad de salir a la calle y concientizar a la población desconocida y tal vez amenazante, de la existencia de esta problemática, la cual toca a millones de mujeres.
Ofreció la oportunidad de pedir algo de manera desinteresada de lo cual nada será para uno mismo.
Ofreció la oportunidad de entrar a salones de belleza, peluquerías, tiendas y otros lugares para pedir su colaboración sin recibir nada a cambio.
Pero, sobre todo, ofreció la oportunidad de enfrentar los miedos, la timidez y la vergüenza de todas las mujeres intrépidas que se involucraron, que normalmente nos impiden hablar libremente del ciclo menstrual y todo relacionado con este.
La inspiración y la determinación, cultivadas durante meses en las reuniones semanales, fortalecieron a las voluntarias para superar su propia programación y vergüenza menstrual, inculcadas en nosotras desde siempre, y para tomar el liderazgo en sus ciudades y países de residencia, coordinando las actividades con otras colaboradoras.
Sin embargo, ninguna preparación es suficiente para – a veces – la dura realidad de servir sin interés personal.
Nuestras activistas aprendices, valientes y a veces atrevidas, se encontraron con los juicios, las preguntas absurdas, el ridículo y aun el rechazo de algunos ‘dormidos’, insensibles o machistas. Pero, ese es también el mundo…
Pero también se encontraron con apoyo de rincones inesperados, conversaciones motivadoras y revelaciones de experiencias personales nunca antes contadas.
Lo más importante es que encontraron dentro de ellas una fuente de inspiración, fuerza, coraje y perseverancia que las impulsó a seguir de todas maneras, ahora en este proyecto, y más adelante en todos los retos del Camino.
Esta transformación ha sido el éxito más grande de “Cambiando las Reglas”: un salto cuántico en su crecimiento espiritual, el cual las acompañará permanentemente.
Algunos testimonios de las voluntarias:
“Para mi “Cambiando las Reglas” fue un enorme reto, me hizo enfrentarme a vivencias que tenía escondidas, pero que al revivirlas fueron el impulso para llevar a cabo el proyecto. Ahora siento que superé muchos miedos y ahora es un reto cumplido.”
““Cambiando las Reglas” es un maravilloso regalo. No solo me ayudó a verme a mí misma en una acción completamente desinteresada, enfrentando retos, algunos lindos y otro no tanto, sino que también me ayudó a percibir la sensibilidad oculta de los hombres. Todos ellos brindaron su empatía y se mostraron muy interesados en aprender a cómo ayudar a las mujeres en un tema que la mayoría de veces es motivo de vergüenza para nosotras’’.
“Para mi “Cambiando las Reglas” fue un profundo reto, me hizo enfrentarme a mí misma, a mis miedos y heridas del pasado, ¡quizás sin “Cambiando las Reglas” aún seguiría escondiendo quién soy realmente! Me siento afortunada de haber sido parte de este proyecto.”
““Cambiando las Reglas” me ha ayudado a reconocer aspectos que de alguna manera no me atrevía a enfrentar, como el permitirme ser vulnerable en entornos formales o que demandan de mí una postura específica. Por otra parte, darme cuenta del gran impacto y beneficio que la campaña ha brindado, me ha dado el impulso necesario para seguir tomando acciones que ayuden a visualizar y mitigar el tema de la pobreza menstrual.”
“Para mi el trabajo con el proyecto cambiando las reglas fue toda una aventura, un aprendizaje y un enfrentarme conmigo misma, estar en las calles fue muy bonito, ya que se tenía la oportunidad de observar qué tanta vergüenza e indiferencia se tiene frente a esta situación que viven tantas mujeres en el mundo. Lo más interesante fue descubrir que el verdadero motivo que me llevaba a las calles era las ganas de crear conciencia y recolectar productos que en nada me servían a mí.”
Los resultados del proyecto, obtenidos gracias al esfuerzo de cada contribuyente:
- Más de 24.000 productos menstruales recogidos
- Presentación del tema en emisoras y publicaciones en Colombia, Ecuador y Argentina
- Charlas en entidades gubernamentales y educativas
- Campañas callejeras en 15 lugares
(Además, Metro Medellín nos contactó para conocer más sobre este “proyecto tan potente”. Hasta ahora no hemos recibido una confirmación de colaboración de su parte, pero uno nunca sabe… ¡Tal vez algún día verás “Cambiando las Reglas” allá!)
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