Mi amada Soledad, junto a Silencio —que sentado en mi Alma todo lo calla— tu dulce presencia ilumina mi vida.
¿Qué sería mi existencia sin tu abrazo que me envuelve y centra? Solo una vida de sonidos, colores, sufrimientos y alegrías que me alejarían del Padre, y harían aún más difícil El Camino.
Protección del mundo ruidoso y burdo de allá afuera, una herramienta que me purifica, eres la compañera en mi búsqueda y en El Camino, una Bienaventuranza y una Gracia de mi Señor.
Contigo y Silencio, percibo mejor Su Juego y las señales, mensajes, instrucciones, invitaciones y empujes, que Él deja en el mundo y que me ayudan a pensar, a ‘ver’ y entender cómo quiere que haga Su Misión.
Como mi musa, desde un rincón de mi corazón haces brotar desconocidos e invisibles universos y me regalas ideas brillantes y palabras que pronto se mezclan mágicamente para volverse poemas que me inundan de alegría, risas y canto, y me vuelven ellos. Me encantaría cantar más lo que me regalas a cada aliento, y tejerlos en amorosas palabras para todos aquellos que todavía no te conocen.
Cuando debo abandonarte —por obligaciones, porque te he dedicado mucho tiempo, o para que Él me vuelva Su herramienta—, permito que las atracciones y colores del mundo me halen, y entonces te dejo y salgo de mi cueva.
Allí observo a otros seres que ocupados y olvidadizos del Padre andan confundidos por la vida sin saber quiénes son, por qué existen y hacia dónde van. Ellos —que no te aceptan porque les llegaste sin aviso, o porque tomaste el lugar de quien amaban— te miran con pavor y aún te odian y están contigo como por castigo, esperando se termine lo más pronto.
¿Qué hacer con ellos? ¿Quedarme en silencio viéndolos sufrir, o contarles lo que el Padre me ha enseñado? ¿Cómo no hablarles de El Camino, de cuál es el Verdadero Éxito, de la Fuente Infinita, de lo que es la Realidad y lo que son cuerpo, mente, vida, muerte, destino, Ser, la Felicidad Suprema, y cómo llegar al Padre?
Pero, aunque amando el mundo o mi Misión, mi Ser anhela estar en tu regazo. Cuando al fin te reencuentro, y con la sonrisa pícara de quien ha siempre estado segura de su presa, callada y encantadora, me acoge en nuestro dulce mundo y, juntos con Silencio envueltos en la devoción para el Padre, lo escuchamos, amamos, y nos entregamos a Él.
Lo que acabas de leer es solo una pequeña parte de qué es la soledad. En la página principal dedicada a este tema podrás comprender mejor cómo entenderla y vencerla, y a su vez cómo usarla a tu favor y disfrutarla.
Lee el próximo artículo de esta serie: 4.1. ¡Acción! ¿Qué Hacer?
2 Comments
Gracias por enseñarme que la Soledad y el Silencio son maestros de vida, que me conectan con ÉL Supremo, me siento muy feliz, porque cada día veo como mi vida se transforma, como en mi soledad aprendo a conocerme, a ver más, a escuchar más, a sentir y sentirme más, a creer en mi y en mi intuición, gracias porque cuando estoy conmigo no estoy sola…. Cada día amo mi soledad que me acompaña llenita de amor y gracia.
Hermoso poema, muy significativo.
Namaskar.
Maravilloso poema.
Me encanto.
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